Antes de comenzar, asegúrate de que cuentas con todos los ingredientes, prepáralos y déjalos a mano.
En primer lugar, deja la miga en remojo con la leche mientras preparas los primeros pasos de estas riquísimas albóndigas.
Días atrás habrás tenido que desalar el bacalao como te hemos enseñamos en nuestro blog, así que ya lo tienes que tener listo para comenzar esta receta.
Coge tu DonBacalao y córtalo en cuadraditos; corta también el perejil y el diente de ajo. Te recomendamos cortar estos dos últimos ingredientes tan finos como puedas.
Para poder seguir con el resto de la receta, busca un bol que te permite mezclarlo todo hasta formar la masa que estamos buscando. De esta forma, deberás añadir al bol el bacalao, el perejil y el ajo picado, la miga de pan remojada en leche y el huevo.
Mezcla todos los ingredientes bien; aquí puedes ayudarte de las manos para asegurarte de que todo está bien desmenuzado y luego, a la hora de comer, nadie se encuentra sorpresas.
Tú mismo sabrás cuando esa masa está lista para comenzar a hacer pequeñas bolas.
Elige el tamaño que prefieras, el sabor será el mismo, pero preferiblemente, huye de las albóndigas muy grandes, te costará mucho más dejarlas perfectas por dentro.
A continuación preparamos un plato con un poco de harina, donde pasaremos nuestras albóndigas antes de sellarlas en la sartén.
Llegados a este punto, ya solo nos queda cocinarlas y en este caso, te sugerimos que busques dorarlas y sellarlas en lugar de freírlas.
De esta forma, añade un poco de aceite a la sartén y ve pasando poco a poco tu bolitas de masa primero por harina y luego a la sartén.
Una vez en el fuego, el tiempo también lo marcas tú. Como más te gusten, más o menos doradas y lo más importante, dependiendo del tamaño busca tiempo que ni las sequen por dentro ni las dejen crudas.
Conforme las vayas haciendo, sácalas y apóyalas en un plato con una servilleta de papel que pueda absorber el exceso de aceite.
¡Albóndigas listas!
Ahora prepárate para hacer la salsa, el toque final de este plato.
Coge la cebolla (si es muy pequeña que sean dos) y pícala en trozos muy pequeños.
En DonBacalo nos gusta mucho aprovechar los ingredientes así que recupera ese aceite en el que estabas cocinando las albóndigas, añádele la cebolla y póchala a fuego medio. Es importante que no se pegue y no se queme o dore demasiado, porque esta salsa permanecerá en el fuego durante un rato.
A continuación, añadimos el vino blanco (dando vueltas poco a poco para conseguir que se evapore) y añadimos los 100 ml del caldo de pescado. Bajamos el fuego dejando que se cocine durante 10 minutos y después, agregamos la salsa de tomate y lo mezclamos todo bien. Para ello, trituramos la salsa con la batidora. Si tienes tomate casero o prefieres hacerlo tú, perfecto, más rica y más sana quedará tu salsa. Esta salsa no debe ser muy líquida, así que no te pases con el caldo o el agua, se perderá el sabor y la presentación.
Una vez la salsa esté a tu gusto, vuelve a ponerla a fuego muy bajito para ir incorporando las albóndigas y que poco a poco, se caliente todo junto y esté listo para servir.
En este último paso es importante controlar el tiempo y la temperatura, pues si las dejamos más de lo necesario, se quedarán secas por dentro. Te recomendamos dejarlas entre 5-7 minutos. Ve abriendo la cazuela para remover cada cierto tiempo y comprobar que el fuego es el correcto.
¡Y listas para servir!
